En la infraestructura pública moderna, los sistemas telefónicos no solo brindan servicios de comunicación, sino que también juegan un papel vital en la seguridad pública y la respuesta a emergencias. En entornos de alto tráfico o industriales como el metro, las estaciones de tren, los aeropuertos y las fábricas, los equipos telefónicos son vulnerables a amenazas como el vandalismo, el clima severo y los incendios. Para garantizar un funcionamiento confiable a largo plazo, los teléfonos resistentes al vandalismo se están convirtiendo en equipos estándar en las instalaciones de comunicación pública. Su certificación de seguridad y sus propiedades ignífugas son consideraciones clave en el diseño y la adquisición.
Los teléfonos resistentes al vandalismo, traducidos literalmente como resistentes al vandalismo, se refieren a equipos telefónicos diseñados para entornos públicos con resistencia al vandalismo, impactos, agua, polvo e incendios. Su certificación de seguridad cubre principalmente los siguientes aspectos:
La carcasa de un teléfono resistente al vandalismo suele estar hecha de metal de alta resistencia o plástico de ingeniería, capaz de soportar impactos externos, golpes y palancas. Las normas de certificación internacional comúnmente utilizadas incluyen la clasificación IK (IEC 62262), que evalúa la resistencia de un dispositivo al impacto mecánico. Por ejemplo, una clasificación IK10 puede soportar un impacto de 5 kg desde una altura de 40 cm sin daños.
Los equipos telefónicos deben mantener un cierto nivel de integridad estructural en presencia de fuego o altas temperaturas para evitar la propagación de las llamas o la liberación de gases peligrosos. Las normas internacionales como UL94 e IEC 60695 especifican las clasificaciones de inflamabilidad de los plásticos y materiales compuestos. Los teléfonos resistentes al vandalismo a menudo utilizan ABS ignífugo, policarbonato (PC) o carcasas metálicas y se someten a rigurosas pruebas de retardancia a la llama para garantizar que no se conviertan en una fuente de ignición en las etapas iniciales de un incendio.
Los equipos telefónicos públicos a menudo se instalan al aire libre o en entornos industriales y requieren protección contra el agua y el polvo. La norma de clasificación IP (IEC 60529) mide las propiedades protectoras del dispositivo. Por ejemplo, una clasificación IP65 significa que el dispositivo es completamente a prueba de polvo y puede soportar chorros de agua.
Además del rendimiento mecánico y de los materiales, los equipos también deben cumplir con las normas internacionales de seguridad eléctrica, como CE (Europa), FCC (EE. UU.) y RoHS (Directiva RoHS), para garantizar que no se produzcan accidentes por descargas eléctricas o cortocircuitos durante las comunicaciones de emergencia.
En entornos de seguridad pública, los equipos telefónicos no solo deben ser resistentes a la manipulación, sino también mantener la seguridad funcional y estructural en caso de incendio. Los materiales ignífugos ofrecen las siguientes ventajas:
Retrasar la propagación de la llama: los materiales ignífugos se autoextinguen después de que se retira la fuente de fuego, lo que reduce el riesgo de incendios secundarios.
Reducir la liberación de gases nocivos: los materiales ignífugos de alta calidad no liberan grandes cantidades de gases tóxicos durante la combustión, protegiendo a los usuarios.
Extender la vida útil del equipo: las propiedades ignífugas suelen ir acompañadas de resistencia a altas temperaturas, lo que garantiza un funcionamiento estable a largo plazo de los equipos telefónicos en entornos de alta temperatura.
Guiados por las normas internacionales, los fabricantes suelen seleccionar materiales que cumplen con la clasificación UL94 V-0 o superior, lo que significa que se autoextinguen dentro de los 10 segundos posteriores a la ignición y que las gotas ardientes no causarán combustión secundaria.
En la infraestructura pública moderna, los sistemas telefónicos no solo brindan servicios de comunicación, sino que también juegan un papel vital en la seguridad pública y la respuesta a emergencias. En entornos de alto tráfico o industriales como el metro, las estaciones de tren, los aeropuertos y las fábricas, los equipos telefónicos son vulnerables a amenazas como el vandalismo, el clima severo y los incendios. Para garantizar un funcionamiento confiable a largo plazo, los teléfonos resistentes al vandalismo se están convirtiendo en equipos estándar en las instalaciones de comunicación pública. Su certificación de seguridad y sus propiedades ignífugas son consideraciones clave en el diseño y la adquisición.
Los teléfonos resistentes al vandalismo, traducidos literalmente como resistentes al vandalismo, se refieren a equipos telefónicos diseñados para entornos públicos con resistencia al vandalismo, impactos, agua, polvo e incendios. Su certificación de seguridad cubre principalmente los siguientes aspectos:
La carcasa de un teléfono resistente al vandalismo suele estar hecha de metal de alta resistencia o plástico de ingeniería, capaz de soportar impactos externos, golpes y palancas. Las normas de certificación internacional comúnmente utilizadas incluyen la clasificación IK (IEC 62262), que evalúa la resistencia de un dispositivo al impacto mecánico. Por ejemplo, una clasificación IK10 puede soportar un impacto de 5 kg desde una altura de 40 cm sin daños.
Los equipos telefónicos deben mantener un cierto nivel de integridad estructural en presencia de fuego o altas temperaturas para evitar la propagación de las llamas o la liberación de gases peligrosos. Las normas internacionales como UL94 e IEC 60695 especifican las clasificaciones de inflamabilidad de los plásticos y materiales compuestos. Los teléfonos resistentes al vandalismo a menudo utilizan ABS ignífugo, policarbonato (PC) o carcasas metálicas y se someten a rigurosas pruebas de retardancia a la llama para garantizar que no se conviertan en una fuente de ignición en las etapas iniciales de un incendio.
Los equipos telefónicos públicos a menudo se instalan al aire libre o en entornos industriales y requieren protección contra el agua y el polvo. La norma de clasificación IP (IEC 60529) mide las propiedades protectoras del dispositivo. Por ejemplo, una clasificación IP65 significa que el dispositivo es completamente a prueba de polvo y puede soportar chorros de agua.
Además del rendimiento mecánico y de los materiales, los equipos también deben cumplir con las normas internacionales de seguridad eléctrica, como CE (Europa), FCC (EE. UU.) y RoHS (Directiva RoHS), para garantizar que no se produzcan accidentes por descargas eléctricas o cortocircuitos durante las comunicaciones de emergencia.
En entornos de seguridad pública, los equipos telefónicos no solo deben ser resistentes a la manipulación, sino también mantener la seguridad funcional y estructural en caso de incendio. Los materiales ignífugos ofrecen las siguientes ventajas:
Retrasar la propagación de la llama: los materiales ignífugos se autoextinguen después de que se retira la fuente de fuego, lo que reduce el riesgo de incendios secundarios.
Reducir la liberación de gases nocivos: los materiales ignífugos de alta calidad no liberan grandes cantidades de gases tóxicos durante la combustión, protegiendo a los usuarios.
Extender la vida útil del equipo: las propiedades ignífugas suelen ir acompañadas de resistencia a altas temperaturas, lo que garantiza un funcionamiento estable a largo plazo de los equipos telefónicos en entornos de alta temperatura.
Guiados por las normas internacionales, los fabricantes suelen seleccionar materiales que cumplen con la clasificación UL94 V-0 o superior, lo que significa que se autoextinguen dentro de los 10 segundos posteriores a la ignición y que las gotas ardientes no causarán combustión secundaria.